La vida a veces era un torbellino de emociones. Amelia lo tenía claro. Por supuesto, había momentos en los que su cuerpo necesitaba expresar todo lo contenido. Quería decir a los demás que la rodeaban que les quería, que se alegraba de tenerlos en su vida y que siempre podrían contar con ella. Se alegraba […]
Hace calor…
Notó cómo se expandía a causa del calor, exudaba todo el agua de su cuerpo, resecándose por la deshidratación. Sus dimensiones aumentaban y su piel se desgarraba al mismo tiempo que se volvía dura, crujiente. Era difícil ser una galleta.
En un futuro…
Y algún día, cuando la luz de nuestros actos alcance otros planetas habitados; mirarán hacia nosotros y dirán: —¿Qué demonios habéis hecho?