En realidad esta entrada vendría más relacionada con algo más filosófico por lo que voy a comentar.Hace unos años, mientras tomaba algo con un amigo, hablamos sobre diversos temas de la vida y comenzamos a tratar la película de «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford» (Dir. Andrew Dominik), película que recomiendo totalmente.
El tema es que hablamos de cómo en aquella época y zona, el lejano oeste, el valor de la vida no era el mismo y la gente moría por lo general joven. Por ejemplo, el famoso forajido Jesse James murió con 34 años y Robert Ford no experimentó un destino mejor, siendo asesinado a los 30. Divagamos sobre el tema de los duelos y sus implicaciones. Y entonces es cuando mi amigo me introdujo a Évariste Galois.
A parte de lo que me comentó, y lo que he mirado en la Wikipedia, no he indagado mucho más en el tema. Pero resumiré lo interesante y lo que me hace realizar esta entrada.
Évariste Galois vivió en Francia en 1811 y ya siendo un adolescente mostró un gran talento para las matemáticas, llegando a formular un concepto como los campos de Galois, muy utilizado en criptografía y en temas actuales como la codificación de canales en la comunicación. Con 20 años, logró crear unas herramientas utilizadas hoy en día en las telecomunicaciones.
La historia es que Évariste murió a los 20 años en un duelo de espadas, presuntamente por un asunto de faldas. Lo impactante, y lo que queda para la historia, son sus últimas horas de vida.
Convencido de que fallecería en el duelo, algo no muy difícil de suponer si era contra el campeón de esgrima del ejercito francés, pasó la última noche de su vida apuntando en papel y enviando su trabajo. Dejando así para la posteridad su obra, lo que más apreciaba en la vida (esto lo supongo yo basándome en su biografía).
Y es que esta historia me viene a recordar también una cosa. Que a veces las personas nos acomodamos y apalancamos sin realizar aquellas cosas que realmente nos gustan. Y no, no voy a comentar un video de estos de los de «¿Que harías de tu vida si el dinero no importa?» Porque desgraciadamente importa. Y si no importase, seguiría habiendo gente que se estaría todo el día sin hacer nada.
A lo que iba…
Los seres humanos solemos reaccionar de diversas maneras ante la realización de la muerte. Muchas veces, la seguridad de una muerte inminente hace que nos pongamos las pilas, y de pronto realicemos todo aquello que nos daba miedo, pereza o no habíamos pensado en llevar a cabo. Évariste, claramente fue una persona que dedicó casi toda su vida a las matemáticas, pero su historia final es un claro ejemplo de «ponerse manos a la obra».
Esta idea es una cosa que intento recordarme a diario, pese a no ser capaz de aplicarla a diario. Pero si quieres hacer algo, hazlo, no esperes.
En sintonía con la historia de Évariste, es el motivador y trágico ejemplo de Randy Pausch. Adjunto el link de su última lección, una clase que le valió la calificación como una de las personas más influyentes de ese año por la revista TIME. Aquí el enlace: The Last Lecture.
A veces recordar que sólo se vive una vez nos ayuda a realizar todo aquello que realmente queremos. No se trata de mandarlo todo a la mierda y vivir bajo la máxima deformada del «carpe diem» que hoy en día tanta gente pregona. Pero si tener un poco más de ímpetu y ganas por hacer las cosas.
¡Espero que te haya parecido interesante!
Alfonso
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